¿¡Qué Rayos Sabemos!? (What the bleep do we know?¡)
Algunos comentaristas la exageran como un gran éxito de taquilla internacional. Otros nos dicen que circula inadvertidamente, casi como si fuera en circuitos subterráneos. Se nos dice que es obra del “cine independiente estadounidense” (¿Independiente de qué? ¿Independiente es mejor?). Ni tanto, ni tan poco: la “película” ¿¡Qué Rayos Sabemos!? sorprende… a más de un incauto.
Esta película se inscribe en la corriente New Age, que es una suerte de chamanismo chic a la moda, o sea al alcance de quienes pueden permitirse parecer "espirituales" sin poner en peligro el bolsillo ni sus amistades.
Ya hacia mediados de la década del 70 (hace 30 años) aparecía el best-seller de Fritjof Capra, “El Tao de la Física”, seguido por otros del mismo autor. Luego llegó “La danza de los maestros de Wuli: la nueva física, sin matemáticas” de Gary Zukav… y la lista de autores y libros se hizo interminable. Todos ellos divulgaban los descubrimientos de la física cuántica de principios del siglo pasado y su probable impacto en la visión de la realidad. ¿¡Qué Rayos Sabemos!? es parte de esta larga saga, con la ventaja de ser una versión filmada, lo que facilita la difusión en épocas como esta en que la lectura es cada vez más rara.
Más atrás aun en el tiempo, ya desde el siglo XIX la diosa Razón, sobre todo mediante su hija, la Ciencia, ocupa el escenario social y somete a todos los temas. Así, rápidamente muchas corrientes espirituales (y políticas, por cierto) tratan patéticamente de legitimizarse ante la nueva patrona y aparecer como "científicas", so pena de quedar relegadas al basurero de la historia. ¿¡Qué Rayos Sabemos!? es un eslabón más, aunque bastante tardío, de esta larga cadena de obsecuencia. Trata de vestirse de respetabilidad con las plumas de la Ciencia, sin advertir que la diosa Ciencia hace rato que perdió las plumas a partir de la Segunda Guerra Mundial. Y que en estos tiempos las cosas están volviendo al punto de partida, y nuevamente será la Ciencia la que tendrá que vestirse según una nueva espiritualidad que está naciendo. Pero esto nos lleva fuera de nuestro tema.
Algunos comentaristas la exageran como un gran éxito de taquilla internacional. Otros nos dicen que circula inadvertidamente, casi como si fuera en circuitos subterráneos. Se nos dice que es obra del “cine independiente estadounidense” (¿Independiente de qué? ¿Independiente es mejor?). Ni tanto, ni tan poco: la “película” ¿¡Qué Rayos Sabemos!? sorprende… a más de un incauto.
Esta película se inscribe en la corriente New Age, que es una suerte de chamanismo chic a la moda, o sea al alcance de quienes pueden permitirse parecer "espirituales" sin poner en peligro el bolsillo ni sus amistades.
Ya hacia mediados de la década del 70 (hace 30 años) aparecía el best-seller de Fritjof Capra, “El Tao de la Física”, seguido por otros del mismo autor. Luego llegó “La danza de los maestros de Wuli: la nueva física, sin matemáticas” de Gary Zukav… y la lista de autores y libros se hizo interminable. Todos ellos divulgaban los descubrimientos de la física cuántica de principios del siglo pasado y su probable impacto en la visión de la realidad. ¿¡Qué Rayos Sabemos!? es parte de esta larga saga, con la ventaja de ser una versión filmada, lo que facilita la difusión en épocas como esta en que la lectura es cada vez más rara.
Más atrás aun en el tiempo, ya desde el siglo XIX la diosa Razón, sobre todo mediante su hija, la Ciencia, ocupa el escenario social y somete a todos los temas. Así, rápidamente muchas corrientes espirituales (y políticas, por cierto) tratan patéticamente de legitimizarse ante la nueva patrona y aparecer como "científicas", so pena de quedar relegadas al basurero de la historia. ¿¡Qué Rayos Sabemos!? es un eslabón más, aunque bastante tardío, de esta larga cadena de obsecuencia. Trata de vestirse de respetabilidad con las plumas de la Ciencia, sin advertir que la diosa Ciencia hace rato que perdió las plumas a partir de la Segunda Guerra Mundial. Y que en estos tiempos las cosas están volviendo al punto de partida, y nuevamente será la Ciencia la que tendrá que vestirse según una nueva espiritualidad que está naciendo. Pero esto nos lleva fuera de nuestro tema.
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